Al momento de sentarnos a crear un producto hay una vasta lista de cuestiones en las que los emprendedores tenemos que poner atención. Están los desafíos tecnológicos, administrativos, estratégicos, de desarrollo de equipo, entre otros. Pero lo que no debemos perder de vista es que detrás de cada uno de estos puntos hay personas, y con ellas sus diferentes sesgos. En esa línea, puede que nos veamos impulsados a percibir las cosas de distintas maneras, lo que eventualmente puede originar cierto grado de problemáticas.
En el marco de la Experiencia Endeavor Buenos Aires 2022, Daniel Rabinovich, COO de Mercado Libre resaltó las problemáticas más comunes con las que nos enfrentamos a la hora de diseñar un producto. Particularmente, las que están sujetas a nuestra condición humana. Rabinovich tiene una vasta experiencia en esta área, lleva más de 20 años trabajando en la compañía de la cual integró su equipo fundador. Hoy, Mercado Libre es la empresa argentina considerada entre las 100 más valiosas del mundo y de donde surgieron los primeros emprendedores Endeavor.
Problemáticas al momento de diseñar un producto
– Diseño por comité
El término es comúnmente usado entre los diseñadores. Se refiere a cuando en la toma de decisiones hay muchas opiniones disímiles, pero no una visión unificadora superior. Esta expresión tiene una clara connotación negativa y podría resumirse en la famosa cita atribuida al diseñador del mini, Alec Issigonis: “Un camello es un caballo diseñado por un comité”.
Cada individuo tiene sus propios intereses personales y, consciente e inconscientemente, tratará de diseñar un producto que satisfaga su ego, su trabajo, su posición laboral. Entonces, ¿qué pasa cuando los intereses distan mucho unos de otros? Surgen las negociaciones. Cuando una mesa de diseño se convierte en una mesa de negociación corremos grandes riesgos de que el producto sufra en pos de conseguir algunas de las concesiones por las cuales pujamos. ¿El resultado? Un camello.
– Resolver problemas a corto plazo a cualquier precio
La ansiedad puede jugarnos una mala pasada. Enfocarnos al 100% en las ganancias a corto plazo es un error que puede terminar costando muy caro. Por ejemplo, puede estancar el escalamiento de un proyecto.
Pero claro, muchas veces caemos en esa obviedad porque apuntar el resultado a largo plazo conlleva mayores riesgos, incluso puede significar dejar de percibir ganancias por completo.
– El producto por sobre las capacidades
Este punto está muy relacionado con el anterior. Si entendemos por capacidades las cualidades que nos permiten crear, desarrollar algo, cumplir tareas, desempeñarnos en una determinada actividad, entre otras cosas.
Entonces un producto será posible gracias a la suma de diferentes capacidades. En esta línea, si queremos lograr eficiencia en el proceso de creación, tenemos que pensar un producto sostenido por grandes capacidades y no al revés. Si tenemos enormes productos y capacidades limitadas no vamos a poder dar soporte y eventualmente caerán los productos.
Cuando las capacidades son fuertes y se apoyan unas en otras reducimos el costo marginal de las nuevas creaciones. Por eso, es inteligente pensar los productos para que podamos usarlos nuevamente en el futuro. De esa manera, cada vez podremos hacer nuevas creaciones con una dinámica más fluida. Incluso si estamos diseñando sin equipo, nosotros vamos a ser nuestro propio cliente.
– Desestimar la cultura de la organización
Uno de los dilemas más frecuentes de los emprendedores es encontrar y retener talento dentro de la empresa. Un salario competitivo no es suficiente para convencer a las personas para que se sumen a nuestro proyecto.
El diferencial lo va a dar la cultura de la compañía y cómo la transmitimos a los empleados. Nos referimos a los valores, la transparencia de las relaciones, la confianza entre el equipo, cómo es percibida la empresa por el ecosistema. Debemos poder responder qué va a motivar a otra persona a trabajar en mi emprendimiento.
La cultura de la organización es un fiel reflejo del liderazgo de los dirigentes de la compañía. En ellos recae la responsabilidad de fomentar esta cultura que es en última instancia lo que va a mantener al equipo unido trabajando en pos de un objetivo común.
– Poner al usuario en segundo plano
Una sugerencia de Ravinovich es seguir el lema del padre de la usabilidad moderna, Jacob Nielsen: “No escuches a los usuarios, obsérvalos”. El usuario es de suma importancia dentro de la organización, no podemos pasar por alto cómo es su experiencia con el producto. Y si la usabilidad que le da no es la que nosotros imaginamos entonces tendremos que trabajar para simplificar las cosas. Que lo complejo exista, pero que no se vea.
La única manera de hacer una experiencia de usuario lo más placentera posible, es justamente verlos interactuar con el objeto o servicio en cuestión. Muchas veces cuando preguntamos a los usuarios qué quieren, qué mejoras harían, aparecen listados interminables que lo único que hacen es distraernos de lo que realmente importa.
“Tenemos que contemplar todos los sesgos que tenemos los humanos a la hora de interactuar, pensar y trabajar con un diseño. Tener en cuenta estos sesgos de los cuales no nos podemos liberar, pero nos hacen mejores diseñadores de productos en el tiempo“, concluyó Rabinovich.
Estas cuestiones aplican tanto a startups incipientes como a grandes empresas ya que están enfocadas en la condición humana de quienes están detrás de los equipos. Siempre es un buen ejercicio frenar y evaluar si estamos cometiendo algunos de los errores arriba mencionados. Si aprendemos de ellos y entendemos de dónde vienen es más factible que podamos resolverlos de una mejor manera.
Podés ver la charla completa de Daniel Rabinovich en nuestro canal de YouTube Endeavor Argentina que comienza en el tiempo 1:33:38.