De querer ser diplomático a liderar uno de los grupos tecnológicos más grandes de la región. La historia de Nicolás Tejerina, cofundador de Navent, es un recorrido de decisiones audaces, fusiones, adquisiciones y aprendizajes que todo emprendedor en Latinoamérica debería conocer.
Nicolás Tejerina es cofundador de Navent, el grupo detrás de marcas como ZonaJobs y Zonaprop, y una de las figuras pioneras del ecosistema startup en Latinoamérica. Su historia no empezó con un plan de negocios ni una vocación temprana por emprender: estudió Ciencias Políticas y soñaba con ser diplomático, hasta que un viaje en plena revolución de Internet lo convenció de que no podía quedarse afuera de esa ola.
Se sumó a Bumeran como uno de sus primeros empleados y, poco después, la crisis de las puntocom puso a la empresa contra las cuerdas. La mayoría veía un final inevitable, pero Nico y su socio, Alejandro Navarro, decidieron arriesgarse: viajaron a Madrid, negociaron con los dueños de Bumeran y la compraron por un euro. “Era como volar en un avión y ver que el piloto se tira en paracaídas. El mando queda en tus manos y hay que decidir si lo agarrás o no”, recuerda.
Los primeros años fueron difíciles: su propio sueldo era el capital de trabajo, cada feriado representaba un riesgo para pagar salarios y contratar a la persona equivocada podía desestabilizar todo. Sin embargo, descubrieron que las crisis aceleran procesos que de todos modos iban a ocurrir. Así apostaron por digitalizar la búsqueda de empleo y, más adelante, el mercado inmobiliario.
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Del despegue a la expansión internacional
El punto de inflexión llegó con la inversión del entonces desconocido fondo Tiger Global. El capital, sumado a la visión estratégica de sus nuevos socios, les permitió crecer mediante fusiones y adquisiciones. En total, Navent compró 18 empresas en distintos países de la región, combinando marcas ya consolidadas con lanzamientos desde cero. No todas las integraciones fueron exitosas: “Si no alineás culturas y visiones, podés terminar con un Frankenstein organizacional”, advierte.
La expansión incluyó Argentina, Brasil, México, Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador y Panamá. Siempre mantuvieron marcas locales fuertes, adaptando la comunicación a cada mercado y evitando fórmulas de “copy-paste” que suelen fracasar. Para Nico, Brasil se volvió un mercado fascinante por su escala, su adopción temprana de tecnología y el orgullo de sus empresarios por lo nacional.
Venta a QuintoAndar y un nuevo capítulo
En 2021, QuintoAndar —una proptech brasileña que había revolucionado el proceso de alquiler— adquirió Navent. Nico debía quedarse un año para acompañar la transición, pero terminó permaneciendo tres, atraído por el equipo y los desafíos. Esa etapa le permitió cerrar un ciclo de más de dos décadas y redefinir su idea de éxito: “Hacer algo que me guste, ser bueno en eso y tener la libertad de elegir dónde quiero estar”.
Hoy, alejado de la operación, invierte en emprendedores más que en modelos de negocio. Busca fundadores con curiosidad genuina, pasión por resolver problemas reales y capacidad de adaptación. Su consejo para quienes atraviesan una crisis o piensan escalar: analizar a fondo el mercado, elegir bien a los socios y no subestimar el peso de la cultura en cada paso de crecimiento.
Lecciones para emprendedores en Latinoamérica
De su experiencia, Nico rescata que no existe una única receta para escalar una startup en la región. Cada país tiene su propia dinámica, y el éxito depende tanto de la estrategia como de la capacidad de adaptarse. Comprender las particularidades del mercado, mantener un enfoque local al principio y priorizar la integración cultural en cada adquisición son, para él, elementos clave para construir un negocio sostenible.
“Muchos éxitos nacen de ideas que, en un primer momento, no te enamoran. Pero el founder adecuado puede convertirlas en algo grande.”